Las prácticas de manejo producen en el suelo cambios en la estructura, la estabilidad de los agregados y especialmente en la distribución de tamaños de los poros (Porta et al. 1999). Esto produce una homogeneización de los tamaños de los agregados y los espacios vacíos que quedan entre ellos; de esta manera, el espacio poroso del suelo pierde continuidad y se dificulta el movimiento del agua y del aire (Paoletti 1999). Este deterioro físico afecta también a la fauna edáfica, dado que la distribución y abundancia de la fauna del suelo están determinadas por la disponibilidad de nutrientes y alimento, la textura y porosidad del suelo, la retención de agua y la existencia de depredadores y parásitos (Paoletti 1999). Este deterioro, es usualmente estimado mediante mediciones físicas y químicas las cuales, se asume, son buenas indicadoras de este deterioro. Sin embargo, la biota del suelo responde a este deterioro mediante cambios en la riqueza específica, diversidad y conectividad, pérdida de especies o cambios en sus abundancias relativas. Esta respuesta de la biota del suelo genera a su vez cambios en la velocidad de descomposición de la materia orgánica y en las características físicas y químicas de los suelos que dependen de esa descomposición. De esta manera, los cambios en la biota de los suelos representan una respuesta integrada a las condiciones de uso o de estrés en el sistema y pueden ser detectados antes que dichos cambios se manifiesten en las características físicas y químicas. Esta es la hipótesis central de nuestro trabajo. A mediados del 2008 se inició un programa de muestreos en campos de Navarro y Chivilcoy (Pcia. De Buenos Aires) con el fin de caracterizar un gradiente de deterioro por uso. El gradiente se definió mediante la elección de 1- terrenos dedicados a agricultura intensiva con 40 años de cultivos sin interrupción; 2- terrenos ganaderos de reciente introducción a agricultura (un año); y 3- terrenos de pastizales naturalizados. Se seleccionaron tres parcelas de cada una de las situaciones de uso. Los cuatros muestreos realizados hasta la fecha son coincidentes con el prolongado período de seca en la región. El registro histórico de lluvias (1910-2007) indica para la zona un promedio de 980 mm de lluvias anuales, durante el 2008 el agua caída no supero los 460, siendo para el partido de Chivilcoy la mayor sequía de los últimos 47 años. De acuerdo a los registros climáticos de la zona, para Agosto de 2008 el déficit de lluvias caídas era de 280 mm, siendo para Noviembre de 420 mm de déficit acumulado. Se presentan aquí los resultados de los dos primeros muestreos completos, realizados durante los meses de Agosto y Noviembre de 2008. El aumento del estrés hídrico de los suelos se estimó mediante la medición del contenido de humedad de los suelos. Para Noviembre, todos los suelos estudiados estaban cerca de valores de humedad de aproximadamente 15%, considerados de marchitez permanente para muchas especies vegetales. Se midieron parámetros físicos (densidad aparente, resistencia mecánica), químicos (contenido de MO, fósforo, pH, CE y cationes) y biológicos (respiración bacteriana, actividad de la nitrogenasa, y riqueza y abundancia de lombrices de tierra). Los resultados parciales obtenidos muestran que los parámetros biológicos medidos responden más rápidamente que los físicos y químicos al marcado descenso de la humedad del suelo (del 26% medido en el primer muestreo al 10% en noviembre) en todos los ambientes analizados. Respecto de los parámetros biológicos se detectaron diferencias significativas (p=0.05) en la respuesta de la actividad nitrogenasa entre los ambientes: la mayor actividad ocurre en el campo natural y en la pastura que ingresa a la agricultura. En cuanto a la respiración las mayores diferencias se encuentran entre el campo natural y la agricultura. En el análisis temporal se observa una reducción de ambos parámetros, independientemente del uso del suelo. Respecto de la lombrices la riqueza en agricultura bajo de 6 especies presentes en agosto a 3 en noviembre; el campo natural de 4 bajo a tres y en la agricultura reciente (pastura roturada) no se encontraron ejemplares en ninguno de los muestreos. En conclusión, todos los parámetros biológicos medidos registraron cambios proporcionalmente mayores que los parámetros físicos y químicos. Esto sugiere que la comunidad biológica responde de manera más rápida que los parámetros físicos y químicos a factores de estrés tales como la disminución de la humedad edáfica y que esta respuesta de la biota del suelo puede ser utilizada como indicadora de deterioro, aun antes que dicho deterioro se manifieste en los parámetros físicos y químicos usualmente utilizados.