Galván M1, C Di Ciocco1, E Penón2, S López3, M Díaz-Zorita4, O Correa5, J Heredia6 y J De Anna6.
1Depto. de Ciencias Básicas–UNLu. 2Depto. de Tecnología–UNLu. 3CNEA-Ezeiza. 4CONICET-FAUBA y Merck Crop Bioscience Argentina S.A. 5MicrobiologíaFAUBA. 6Estudiantes de la UNLu
Trabajo completo

La inclusión de cultivos de cobertura (CC) en las rotaciones agrícolas podrían atenuar el impacto negativo de monocultivos como el de soja, los cuales están relacionados con la pérdida de estructura, materia orgánica, nitrógeno de los suelos y con el uso de herbicidas gracias a su tolerancia genética a los mismos. Los CC se establecen luego del cultivo de cosecha y se desecan con glifosato antes de la siembra del siguiente cultivo. Otros autores observaron que la cebada como antecesor de soja mejoró su rendimiento y que el trébol rojo o la vicia sativa al fijar elevados niveles de nitrógeno atmosférico (más de 100 kg N ha-1) permiten recuperar parte del nitrógeno extraído del sistema con la cosecha del grano de soja y, al mismo tiempo, aportan altos niveles de materia seca (más de 3000 kg ha-1). La avena o el centeno, pueden evitar la pérdida de nitratos o sulfatos por lixiviación. Mantener una elevada diversidad de especies vegetales en superficie puede contribuir a aumentar la diversidad de la flora y fauna del suelo mejorando la estabilidad del sistema edáfico. En este trabajo se evaluó el efecto de diferentes CC sobre la actividad metabólica de la comunidad microbiana del suelo midiendo la actividad nitrogenasa, la respiración edáfica, la actividad deshidrogenasa y el índice de mineralización. También se determinaron la producción de biomasa de los CC y parámetros físicos y químicos del suelo. Entre julio y fines de octubre de 2008 se realizó un ensayo en un suelo Argiudol del campo experimental de la Universidad Nacional de Luján (Luján, Pcia Bs As) en parcelas de 4 x 3 m dispuestas en cuatro bloques completos al azar. Los tratamientos fueron: parcelas con trébol rojo (Trifolium pratense), avena (Avena sativa), mostaza (Sinapsis alba L), trébol más avena, parcelas con vegetación espontánea y parcelas con aplicación de 8 L ha-1 de glifosato . El análisis estadístico de los datos se realizó con el paquete estadístico Infostat/Profesional Versión 1.1, mediante ANOVA de una solo vía. La separación de medias se realizó con DMS (p=0.05). No se observó diferencias significativas (p = 0,05) entre los tratamientos evaluados en relación con la actividad nitrogenasa, deshidrogenasa e índice de mineralización. El tratamiento con glifosato tuvo menor valor pH (5,42) y mayor conductividad eléctrica (516 µsiemens.m -1) en relación suelo:agua 1:2,5. También las parcelas con glifosato tuvieron mayor respiración edáfica posiblemente porque hubo mayor materia muerta en descomposición. Para materia orgánica, fósforo y nitrógeno total, no hubo diferencias entre tratamientos. No se encontró diferencias en la densidad aparente. Los tratamientos con trébol y glifosato tuvieron significativamente más contenido de agua que el resto de los tratamientos, mientras que trébol + avena y avena fueron los de menor contenido de agua, con un comportamiento, en general, inverso a la producción de biomasa. La resistencia mecánica del suelo expresada como índice de cono de 0 a 15 cm de profundidad fue significativamente más baja para el tratamiento glifosato, relacionado, al menos en parte, con un mayor contenido de humedad en el suelo (glifosato) Los tratamientos con avena, trébol y mostaza tuvieron valores superiores al resto y ello puede atribuirse a los efectos de los tratamientos y no a la diferencia en el contenido de humedad. La producción de biomasa total fue superior en las parcelas con trébol más avena (8.053 kg ha-1). Las precipitaciones durante el 2008 fueron 610 mm muy inferiores a las históricas que alcanzaron los 1027 mm anuales por lo cual los valores de aporte de biomasa se podrían superar notoriamente en años con valores de precipitaciones promedio. Palabras clave: actividad biológica del suelo, cultivos de cobertura, propiedades del suelo.